TRUCOS HOGAR

Trapeador Sucio, el Truco Casero para dejarla nueva en 5 minutos

Un gran aliado en la limpieza del hogar, incluso la fregona necesita limpiarse de vez en cuando. Hay un truco para que brille como recién desembalado.

La fregona o trapeador es el gran clásico cuando se trata de nuestra ronda de limpieza semanal. Armada con un cubo lleno de agua y detergente, esta herramienta es perfecta para eliminar la suciedad de superficies duras, como suelos y baldosas, si no queremos utilizar otros sistemas como las escobas de vapor.

Sin embargo, es evidente que, con el paso del tiempo, incluso la fregona empieza a acumular suciedad hasta volverse completamente negra en los casos más graves. Piense, por ejemplo, en las veces que se utiliza para limpiar exteriores, como un balcón, o en situaciones de emergencia en las que hemos tenido que realizar una limpieza extraordinaria.

Sin embargo, esto no significa que sea necesario ir al supermercado o a nuestra tienda local cada vez para comprar una fregona nueva. Con unos cuantos trucos es posible dejarlo como nuevo: los clásicos remedios de la abuela que resultan útiles cuando queremos reutilizar lo que aún puede recuperarse en excelentes condiciones.

Cómo limpiar la fregona: secretos para dejarla como nueva

Suponiendo que la pereza no nos lleve a limpiar la fregona cada vez que hayamos terminado nuestro ciclo de limpieza, tarde o temprano nos daremos cuenta de que la herramienta también necesitará una renovación.

El primer paso para dejar la fregona como nueva es sumergirla en un barreño lleno de agua limpia con una pizca de bicarbonato sódico. Déjalo ahí durante un par de horas para que el bicarbonato haga efecto sobre las manchas difíciles. Si cree que esto no es suficiente, puede utilizar alternativamente un detergente blanqueador.

Una vez hecho esto, y seguros de haber realizado la mayor parte del trabajo, podemos meter la fregona en la lavadora. Dependiendo del tipo de plástico de la parte posterior, puede confiar en un programa de alta temperatura para asegurarse de que se elimine cualquier rastro de suciedad.

Ahora llega el momento más delicado. Puede parecer una paradoja, pero la fase de secado es la más importante. Esto se debe a que una fregona que se seca demasiado despacio y de forma incorrecta puede convertirse en un caldo de cultivo para la proliferación de moho y bacterias, momento en el que realmente habría que tirarla.

La solución entonces es desenredar sus tiras de tela lo mejor que puedas y, si tienes oportunidad, dejar la fregona al sol. Una tarea que sin duda será más fácil durante la temporada estival. En cambio, en los meses más fríos, es mejor dejarla secar cerca de una fuente de calor, ya sea una estufa o un radiador.

Si sigue todo el procedimiento a la perfección, verá que la fregona volverá a estar prácticamente como la encontró al abrir el paquete, lista para hacerle compañía durante varias sesiones de limpieza más.